Comer la corteza es una antigua costumbre que nos enseñaron nuestras abuelas. Antes las cocinaban en caldo de verduras, sopas o pasta con frijoles, de modo que las sopas quedaban más sabrosas y se comían las cortezas blandas. 

Ahora la modernidad también nos ofrece diversos usos con recetas sabrosas.

Simplemente limpie la superficie raspándola con  Con un cuchillo, puedes transformarlos en aperitivos crujientes y sabrosos horneándolos, tostándolos a la parrilla o en la chimenea, o friéndolos en una sartén.

Se pueden picar en trozos pequeños si se quieren servir como aperitivo, tostar o freír, o también se pueden triturar para crear una salsa cremosa que es excelente como condimento para deliciosos platos de pasta, risottos o incluso como salsa para acompañar carnes.